El docente de infantil desempeña un papel esencial en la primera etapa educativa, donde se sientan las bases del desarrollo personal y social. Su función principal es estimular el lenguaje, la motricidad, la creatividad y la socialización a través de actividades lúdicas y experiencias significativas. También acompaña a los niños en la adquisición de rutinas y en la gestión de sus primeras emociones. En el contexto escolar, colabora con las familias y con otros profesionales para detectar y atender tempranamente posibles dificultades de aprendizaje o desarrollo.